Es cierto que a día de hoy disponemos de diversos métodos para utilizar las plantas medicinales, bien sea, la planta seca en infusiones, decocciones, extractos, aceites esenciales, ungüentos, alcoholatos, etc.
Para poder manipular con seguridad los diferentes productos Fito terapéuticos y sacar el mejor resultado, es conveniente saber cales son los diferentes formatos en que se pueden presentar. Paso a mencionar y describir los más importantes.
– Decocción
Se utiliza para extraer los principios activos de plantas leñosas, duras o de raíces, puesto que, solo de esta manera se puede asegurar que los principios activos de la planta pasan al agua.
Si la cocción no está bien hecha, muchos componentes se pueden perder, bien sea, por exceso de calor, bien sea, por exceso de tiempo de cocción.
Una buena decocción se hace sometiendo a la planta, o parte de esta a ebulición en un recipiente cerrado durante un intervalo de tiempo que puede variar de 5 a 20 minutos, en función de la dureza de la parte utilizada. Se debe observar una disminución de la cantidad de agua inicial. Se complementa con una maceración de algunas horas o días, antes de proceder al filtrado.
– Infusión
La infusión se logra vertiendo la porción de planta a utilizar, normalmente una cuchara sopera en agua fría y, poniendo el preparado al fuego. Una vez que va entrando en ebullición se apague el fuego y se tapa inmediatamente el recipiente, dado que, muchos principios activos son volátiles, esperamos 10 a 15 minutos para tomarla.
Podemos utilizar una o varias plantas a la vez, dependiendo del sabor que queramos lograr y / o el efecto terapéutico.
– Vino medicinal
Una solución casera, siempre y cuando no sean menores, personas enfermas, alérgicas o con adicción al alcohol.
Consiste en sumergir la planta troceada en vino durante un periodo de tiempo que puede variar entre 1 y 15 días.
Como resultado, se consigue un vino aromático, generalmente de agradable sabor y con propriedades terapéuticas.
Para conservarlo mejor, es importante protegerlo de la luz y el aire.
– Jarabes
Preparar un liquido azucarado mediante la disolución de azúcar en agua, hasta que se evapore el agua. Una vez lograda la concentración deseada se le añaden las mezclas medicinales.
Para que se conservo mas tiempo habrá que someter nuevamente la mezcla formada a otra ebulición, con la finalidad de aumentar la densidad.
Propuestas mas saludables son la miel o la melaza en detrimento del azúcar.
– Alcoholatos
Se utilizan alcoholes de 70 o más grados (aguardiente vínica, vodka, etc.) para la maceración.
La toma será en dosis muy pequeñas de estos productos y en personas cuyo alcohol no sea nefasto, tales como, niño o personas con adicciones.
Estas mezclas se hicieran muy populares gracias al Agua de Melisa o el Espirito de Romero.
– Maceración
Esta técnica consiste en sumergir la planta en agua fría o en aceite, durante un tiempo que puede variar de unas horas para flores y partes blandas, a varios días para las raíces y cortezas.
Todos los principios activos no termolábiles pasaran al agua, en especial los mucílagos.
Es un método muy adecuado para raíces de harpagofito o de bardana, así como, para elaborar aceites de masaje o de belleza. El medio oleoso conserva muy bien los principios activos durante largos periodos, podremos fabricar un botiquín casero con aceite de hipericón, consuelda o romero, etc.
– Aceite medicinal
Se logra de forma muy sencilla, mezclamos una parte de extracto de la planta a utilizar con una cantidad superior de aceite, es muy bueno el de oliva o de almendras dulces.
Otra opción es someter a una lenta ebulición el aceite con la planta troceada, procurando que no se caliente demasiado.
Este producto es ideal para masajes o para absorción a través de la piel.
– Jugos
Es un método en pleno auge, puesto que, se identifica con un producto dietético y no un producto medicinal.
Para lograr un buen zumo hay que partir de plantas frescas y con abundante contenido liquido. Dicho liquido contendrá, principios medicinales, sales minerales, vitaminas y enzimas. La técnica mas usada es el prensado en frio, puesto que, así no se modifica la estructura de los componentes y conservamos todas sus propiedades.
En el ámbito doméstico es mas fácil hacer un licuado o usar una exprimidora.
– Ungüento
Es una forma de uso Fito terapéutico en desuso, pero, es bastante útil para la cosmética natural, puesto que, el principio activo permanece largo tiempo actuando sobre la piel.
Mezclando manteca de cacao, lanolina o vaselina con aceites esenciales o liofilizados, obtendremos un ungüento.
– Extractos
Estos se dividen en secos, blandos o fluidos, y en función del vehículo portador se clasifican en acuosos, hidroalcohólicos, glicéricos y etéreos.
Un extracto es la concentración del jugo de la planta y, para lograr esto se le somete a un proceso de evaporación, aunque también se puede obtener a través de un proceso de liofilización. Normalmente se preparan en un laboratorio profesional.