El método biointensivo replica a la madre naturaleza, implicando así, que el huerto esté siempre cultivado. Las plantas deben disponerse próximas unas de otras para que se cubra, proteja y se den sombra, favorezcan la retención de agua en el suelo y que impidan que crezca la maleza.
El huerto debe disponer de una fuentes de agua de calidad, y estar protegido de animales, vientos dominantes, corrientes de agua, y deberá recibir luz solar en abundancia. El tamaño dependerá de las necesidades de cada familia y/o de la parcela de terreno disponible. Esta puede variar desde 2 hasta 100 metros cuadrados, o incluso más, en función del terreno disponible.
Para obtener un huerto biointensivo, debemos seguir escrupulosamente los siguientes principios:
• Doble excavación;
• Uso de compost y mulching;
• Siembra cercana;
• Asociación y rotación de cultivos;
• Uso de semillas de variedades locales;
• Cuidado integral.
El primer paso para construir un huerto biointensivo es preparar el suelo, para realizar la cama biointensiva. La labor empieza con la demarcación de la superficie en la que ésta se levantará. Utilizaremos una cinta de medir y una pala. y se marca con estacas y hilo.
Una vez marcada la cama, se humedece el terreno. Si el suelo está compactado cueste bastante remover la tierra, razón por la cual se humedece. Por eso, se debe humedecer al menos unas 12 horas antes, para que el agua penetre bien desde la superficie. Pasado ese tiempo, se toma la pala y se demarca nuevamente el borde de la cama por todo el perímetro.
El siguiente paso es desbrozar la maleza, sacando las especies que estén en la superficie de nuestra cama y dejando el terreno listo para empezar a cavar. Para este proceso se requiere:
– Pala,
– laya;
– Tabla;
– Cinta de medir;
– Carretilla.
Se toma la pala y tomamos nota de la distancia que existe entre su borde y el lugar donde nace el mango (alrededor de 20 cm), esta es la medida del ancho del segmento sobre el cual vamos a trabajar, siendo su largo, el ancho de la cama. Como opción, en particular si no es la primera vez que se prepara una cama, ponemos la tabla sobre ésta, dejando libre esa distancia y nos paramos encima de ella a fin de uniformar el peso de nuestro cuerpo sobre la tierra. Con la pala sacamos un poco de tierra tratando de extraerla de la forma más compacta posible para no dañar a los microorganismos que viven bajo la superficie, muchos de los cuales mueren nada más tomar contacto con el sol. El movimiento es similar al que haríamos si usáramos una cuchara. La tierra que saquemos la ponemos con cuidado en una carretilla que tenemos dispuesta al lado.
En un suelo que nunca ha sido trabajado, la capa arable, es decir aquella que usan las plantas para desarrollarse, no es mayor a los 10 o 15 cm. Cuando se ha trabajado con agricultura tradicional la capa fluctúa entre 15 o 20 cm. Esto hace que las raíces de las plantas buscando alimento se abran hacia los costados. En el método biointensivo esta capa se agranda hasta llegar a los 60 cm. a fin de que la raíz de la planta crezca hacia abajo, esto permite que se puedan poner más plantas, una al lado de las otras, mejorando el rendimiento del cultivo.
En esta primera etapa de remoción de tierra, la idea es sacar una capa de 30 cm. Lo importante es que cuidemos de no dispersar demasiado el contenido de la pala. Una vez que hayamos sacado 30 cm de tierra, tomamos la laya y removemos el suelo hasta alcanzar los 30 cm siguientes. La laya es una herramienta que tiene cuatro dientes (parecida a un tenedor, pero con los dientes rectos) y que sirve justamente para soltar y remover la tierra.
Una vez terminado este proceso, colocamos una capa de guano, compost, humus u otro fertilizante ecológico. Estos fertilizantes dotan a la tierra de materia orgánica y de un mayor número de microorganismos que ayudarán en la descomposición de los nutrientes para que éstos se vuelvan asimilables para la planta.
Si se prepara una buena cama y el suelo llega al punto de parecer un saco de arroz si se mete la mano, los resultados del cultivo serán excelentes. Cuando se verifica esto, las distancias entre plantas pueden estrecharse hasta un mínimo de 15 cm entre una y otra (normalmente los manuales hablan de 30 cm) para algunas especies. En general esto depende del desarrollo de la planta: un repollo o una lechuga necesita de un espacio más amplio para crecer que una zanahoria.
Una vez preparada la cama, con el rastrillo la nivelamos y añadimos fertilizante orgánico ecológico (ejemplo: compost).
Tras hacer la plantación, añadiremos nuestro mulching o acolchado, este es un método muy efectivo en el control de hierbas adventicias, va aportando de forma continuada nutrientes al suelo y ayuda a controlar la humedad, evitando la evaporación del agua.
¿Qué es el mulching? ¿Cómo se hace?
Se pueden usar varios tipos de fertilizantes en función de nuestro suelo y / o de las necesidades de los diferentes cultivos. Son ejemplo la harina de cuerno y pezuña, harina de hueso, harina de sangre o de plumas, estos muy utilizados en agricultura biodinámica, pero el abanico es grande. Si quieres profundizar en este tema de la fertilización ecológica te aconsejo que veas el artículo de este blog de mayo de 2023 que se titula «Nutrir las plantas en el huerto ecológico».
https://www.quimdavenda.com/search/label/Nutrir%20las%20Plantas%20en%20el%20Huerto%20Ecol%C3%B3gico
Es importante utilizar compost o humus. La ventaja de este último es la cantidad de ácidos húmicos disponibles que permiten que la planta crezca mejor. El humus es un potente estimulante del crecimiento, ya que facilita el trabajo de los microorganismos y la asimilación de nutrientes por parte de la planta. De todos modos el compost es una forma de abonar muy completa y, lo podemos fabricar en el proprio huerto, reciclando materia vegetal y cerrando el ciclo de producción.
Debemos utilizar un policultivo asociando y rotando las diferentes plantas, es importante asegurarse que no vamos a poner de compañeras plantas antagónicas. También es importante que las diferentes plantas aprovechen los diferentes espacios de luz, nutrientes y agua. Debes comprar un buen manual de asociación de cultivos, por ejemplo «Plantas compañeras en el huerto ecológico. Guía de cultivos asociados.» de Sandra Lefrançois y Jean Paul Thorez.
Con el huerto biointensivo obtendrás verduras en cantidad abundante y, de calidad. Este sistema está en gran expansión para uso familiar pero, también para huertos en parcelas pequeñas, como son los huertos urbanos, con fines de autoconsumo o para comercio de proximidad.
Este sistema tiene el inconveniente que la fabricación de la cama es costosa, pero una vez realizada, el mantenimiento del huerto es mínimo y el rendimiento por porción de suelo muy elevado. Es un sistema muy gratificante.